martes, 31 de agosto de 2010

Me gustó tu sonrisa.

Me dijiste que te llamabas E. y me gustó tu sonrisa. Tímida, inquieta, imperfecta. Camuflada en medio de esa barba espesa, dorada por el sol.
Apenas hablabas. Fumabas mucho. Negro, uno tras otro.
Me oías con interés y asentías continuamente. Casi ni te pronunciaste. Entre calada y calada me regalabas tu sonrisa, eso fue todo.
Mentiría si dijese que fue una conversación cómoda pero no te preocupes,mentiría también si dijese que no tengo ganas de volverte a ver. Ya lo dije... me gustó tu sonrisa.

martes, 18 de mayo de 2010

Injustas realidades II.

Lunes 17 de Mayo.
Madrid. Cadena que vende salud y bienestar a 5 euros el zumo y 13 la ensalada.





3.16 p.m.: Pasada la hora punta el local se va vaciando y, por turnos, las empleadas se ponen a comer. Cuento siete. Siete empleadas. Todas mujeres, todas latinoamericanas.

3.24 p.m.: Llega el encargado del local. Sé que es el encargado porque empieza a comprobar datos en el ordenador de caja mientras pregunta a un par de ellas si fue tranquila la mañana. Apenas les mira a la cara. Sigue en el ordenador, imprime un par de extractos y se hace con un par de latas frías. Lo coge todo y desde lo lejos, con un gesto serio, se despide el encargado españolito que no es mujer, ni mucho menos sudamericana.

Y aquí se quedan ellas, vestidas todas iguales con ese ridículo uniforme de cofia naranja butano. Puedo verlas un par de mesas más allá, apurando la comida sin apenas ganas de hablar, cansadas de la mañana, de una mañana más... hartas de partirse la espalda ocho horas al día, seis días por semana, a cambio de los 624 cochinos euros que le permiten cada mes hacer jodidamente real su “sueño europeo”.

3. 58 p.m.: Nos levantamos y nos vemos. Así, sin ver para atrás. Porque así están las cosa, y -lo que es peor- así nos las comememos, sin tan siquiera la delicadeza de atragantarnos, al menos, de vez en cuando.

viernes, 14 de mayo de 2010

Duda "Muy Interesante":

- Profe Cósima: Algunha dúbida?

- (Silencio).

- Profe Cósima: Seguro que non tedes ningunha dúbida?
- (Silencio).

- Profe Cósima: Veña, quero dúbidas para ver que facedes traballar vosas neuronas!

- Alumno A: Yo tengo una.

- Profe Cósima: Ben A.! Dime.

- Alumno A: ¿Es verdad que son 500 las pulsaciones pélvicas mínimas que se tienen que tener para hacer posible la eyaculación? Lo pregunto porque leí en la "Muy Interesante" pero me parecen muchas...

- Profe Cósima: Que?

- Alumno A: Ya profe, sé que no tiene nada que ver con lo que estás explicando pero... hasta que no resuelva esta duda, en mis neuronas no hay sitio para más.

- (Risas y más risas).

lunes, 3 de mayo de 2010

Injustas realidades.

- 40 conflictos armados candentes en el mundo actual.
- 20.000 personas son víctimas cada año de minas antipersona.
- 1.000.000 de niños son huérfanos o viven separados de sus padres a causa conflictos bélicos.
- 26.000.00 millones de refugiados se encuentran alejados se sus casas huyendo de distintos enfrentamientos armados.
- 35 € por cabeza pagamos ayer, mis colegas y yo, por “jugar a la guerra” apenas una hora...

.... Y tan anchos nos quedamos. Nuestra desvergonzada conciencia parece poder con eso y mucho más. Así que mañana, lunes, llegaremos a nuestros curros contando lo intensa de la experiencia, el subidón que te da y las ganas de repetir que nos quedó a todos. Y lo haremos creyéndonos guays, desde la injusta tranquilidad que da estar sentado en una silla a este lado del mundo, sabiendo que en apenas unas horas estaremos de vuelta a casa para comer algo caliente.


jueves, 15 de abril de 2010

A veces me enfado.

- Estás enfadada.

- Ya.

- Qué pasó?

- Más de lo mismo.

- Tienes que mentalizarte, no todos funcionamos del mismo modo. Hay formas distintas de trabajar.

- Hay formas distintas de trabajar... pero qué cojones! Primero se compromete y después deja tirada a la gente. Soy yo la que estoy currándome su parte! Y por qué?... soy una ONG o acaso la Consellería me paga horas extras?

- Je, je, je. Mañana viene el inspector, pídele una excendencia.

- Renuncio directamente.

- Y de qué vas a vivir?. Te recuerdo que no tienes flauta ni perro.

- Pues mando mi currículum a Zara.

- Mejor a Massimo Dutti, cobran más.

- ¿Si?... Pero ahí no me cogen, no tengo cara de pija.

- Je, je, je.

- Je, je,je.

miércoles, 17 de marzo de 2010

Amaneceres de primavera.

La primavera se acerca y con ella mi sistema inmune empieza a loquear.
Consecuencia de ello, hoy me levanté con los ojos hinchados y rojos como tomates. Nada grave, suficiente con echar mano del antihistamínico y de las gafas de sol.

Lo gracioso llegó al entrar a clase. Ni al más dormido de los polluelos pasaron desapercibidos mis ojos irritados así que pronto empezaron a disparar las más dispares conjeturas: profe tienes los ojos como intermitentes, vienes de reenganche?... uuuy profe, ayer noche romántica ... a tus años ya deberías saber que la maria a estas horas no sienta bien... nochecita loca, eh?.....
Reímos mucho. Aclaré la verdadera razón de mi lamentable aspecto y seguimos riendo. Costó comenzar la clase.

La verdad es que la cosa me ha dado que pensar. Fue una chica la que supuso una ”noche romántica”, su compañero de al lado el que pensó en una “noche loca”. Ahí está un claro ejemplo de que la psicología diferencial de género existe. Mientras él visualizaba una sudorosa noche de mete y saca compulsivo, ella idealizaba una velada tierna, de entrega mutua y emociones compartidas.
Por un momento pensé en comentarlo, en hacerles reflexionar acerca del detalle. Pero no lo hice, al fin y al cabo ni él, ni ella, ni los demás, tienen aún la mínima idea de lo que supone un amanecer fatigoso después de una “noche loca” y, mucho menos, de cómo son esas otras mañanas que llegan tras la magia inexplicable de una “noche romántica”.

sábado, 27 de febrero de 2010

En casita...



Este finde los planes se los ha llevado la ciclogénesis.

martes, 23 de febrero de 2010

Diez años después.

Hace seis días M. cumplió los 30 así que este finde me acerqué hasta su pueblo para celebrarlo con ella y sus colegas.

Conocí a M. en primero de carrera. Un par de años mayor que el resto, era la más responsable. M. era la hija perfecta, la nuera que toda suegra quisiera tener.
Aquel año M. cumplía los veinte y de aquella noche aún recuerdo retales que se agolpan desordenados en mi cabeza: un insano local al fondo de una oscura galería, litros de calimocho pagados en pesetas, la vuelta al piso gritando afónicas nuestra máxima por aquel entonces: “¡Rollos si, novios no!”, “Rollos sí, novios no!”... inspirada en aquella otra de "¡Hijos sí, maridos no!" que la Pasionaria reivindicó en una Epaña republicana.

“Rollos sí, novios no!”, “Rollos sí, novios no!"... Así celebramos los veinte de M. una noche cualquiera de mediados de Febrero. No sé porque aún la recuerdo, tal vez por ser una de las primeras en aquella cuidad por descubrir, tal vez por la emoción desprendida de la libertad recién estrenada.

El sábado nos reunimos en un local lounge y en vez de vino barato bebimos cubatas en vaso ancho de cristal. Pero para que les voy a engañar, fue una fiesta árida, aburrida en exceso. Me encontraba extraña, incómoda. Apenas conocía a nadie e iba pululando de conversación en conversación sin apenas pronunciarme, mi cabeza estaba en otra noche, en aquello que hace diez años repetíamos sin parar: ”¡Rollos si, novios no!". La consigna era clara: la veintena para hartarse de follar, las relaciones para la treintena.

Al terminar la noche me despedí de M. sin atreverme a comentarle todo aquello que no podía dejar de recordar. Estaría bien apurarnos entre risas una última copa que nos alentara a volver a gritar aquella frase diez años después. Podría resultar gracioso... o tal vez no... M. sigue siendo la hija perfecta y desde hace seis años la novia de ensueño que hace afortunado a una chico no menos ejemplar. Hipotecados hasta la médula, M. consume sus días entre temarios de oposición que aún se le resisten mientras cuida que quede cerveza fría para ese novio paciente que tan altruistamente la mantiene.

Pasados diez años M. y yo no conservamos la misma confianza. Al menos no la suficiente para contarnos con franqueza qué pensamos de las vidas que hemos ido construyendo a lo largo de esta década, de si se parecen en algo a la que por aquel entonces imaginábamos.
Es obvio que hace tiempo que M. olvidó lo que algún día prometimos y puede que le sobren los dedos de una mano para contar con cuantos se hartó de follar en la veintena. Puede incluso, quién sabe, que la treintena le depare un mal trago y se despierte un día asfixiada en una relación consumida por los años. Pero que más da... M. ayer estrenaba la treintena con un entusiasmo envidiable, sin el más mínimo temor a nada ni a nadie... Quién sabe... tal vez M. haya acertado al olvidar... Y yo me asusto. Me asusto por haber creído aquellas palabras durante todos estos años. Me asusto porque veo como a mi también se me acerca la treintena sin haberme hartado de follar y sin, mucho menos, haber reunido el mínimo valor que toda relación exige.

martes, 9 de febrero de 2010

Cruel verdad.

<< En la vida puede ocurrir todo, y siempre casi nada>>.

Michel Houellebecq. “Plataforma”.

miércoles, 3 de febrero de 2010

Nunca digas nunca.

Tengo un amigo cuya única motivación en la vida parecen ser las series americanas. Las ha visto de todo tipo y condición aunque las de forenses, agentes y abogados parecen ser sus favoritas.
E., así es como se llama, lo tienen todo calculado. Sabe que si no se retrasa en la comida le da tiempo a ver un capítulo entero antes de volver al curro y que en una tarde de sábado o domingo puede llegar a los seis, siempre y cuando consiga convencer a su paciente novia de que lo mejor es quedarse en casa una tarde más.
He discutido mucho con E. sobre esto, comprendía que le gustasen pero llegar a tal extremo me parecía patológico.
Desde hace unos días lo entiendo mejor, creo que yo también me he enganchado. Y como si se tratase de un novio egocéntrico y adictivo, me siento absorvida por una cochina serie americana en la que capítulo tras capítulo un puñado de ricachones apuran sus vidas junto a parejas que sacan el hipo, lofts de ensueño y coches que jamás tendré. ¡Mierda!

sábado, 2 de enero de 2010

Viejas amistades.

En estas fechas, en las que todo el mundo vuelve a casa por Navidad, son frecuentes los encuentros con viejas amistades. Y así pasan estos días, quedando con unos y con otros con la excusa de apurar unas cervezas en un bar cualquiera y la intención de subsanar que, después de tanto tiempo, apenas sabemos nada los unos de los otros.
Ansiosos, nos atropellemos al preguntar y no tardamos en descubrir las sorpresas que esconde cada uno... quien lo iba a decir... no lo imaginaría jamás.... las vueltas que da la vida.... Supongo que yo también tengo las mías pero aún así me cuesta contarles, por mucho que me esfuerzo apenas encuentro novedades confesables. Da igual, al final ellos siempre recuerdan y me preguntan por esto y por lo otro, por gente e historias que hace tiempo dejé de pronunciar.

De todos estos reencuentros te das cuenta de como la vida nos va alejando de la gente e inevitablemente piensas que esos amigos lo fueron algún día porque hoy, hay que reconocerlo, no son más que compañeros como otros tantos. Trabajos, parejas, ciudades, hijos.... da igual la excusa... ya son otros los que están en sus vidas y tú apenas reconoces quienes son.

Deben ser buena gente estas viejas amistades. Lo digo porque todos terminan por alegrarse de como me va, de felicitarme por esto o por lo otro. Y yo me rio y asiento sin mucha convicción porque sé que en el fondo nada es como parece y que de vuelta a casa seguiré preguntándome lo mismo que cada año por estas fechas ... <<¿Qué coño estoy haciendo con mi vida?>>