sábado, 2 de enero de 2010

Viejas amistades.

En estas fechas, en las que todo el mundo vuelve a casa por Navidad, son frecuentes los encuentros con viejas amistades. Y así pasan estos días, quedando con unos y con otros con la excusa de apurar unas cervezas en un bar cualquiera y la intención de subsanar que, después de tanto tiempo, apenas sabemos nada los unos de los otros.
Ansiosos, nos atropellemos al preguntar y no tardamos en descubrir las sorpresas que esconde cada uno... quien lo iba a decir... no lo imaginaría jamás.... las vueltas que da la vida.... Supongo que yo también tengo las mías pero aún así me cuesta contarles, por mucho que me esfuerzo apenas encuentro novedades confesables. Da igual, al final ellos siempre recuerdan y me preguntan por esto y por lo otro, por gente e historias que hace tiempo dejé de pronunciar.

De todos estos reencuentros te das cuenta de como la vida nos va alejando de la gente e inevitablemente piensas que esos amigos lo fueron algún día porque hoy, hay que reconocerlo, no son más que compañeros como otros tantos. Trabajos, parejas, ciudades, hijos.... da igual la excusa... ya son otros los que están en sus vidas y tú apenas reconoces quienes son.

Deben ser buena gente estas viejas amistades. Lo digo porque todos terminan por alegrarse de como me va, de felicitarme por esto o por lo otro. Y yo me rio y asiento sin mucha convicción porque sé que en el fondo nada es como parece y que de vuelta a casa seguiré preguntándome lo mismo que cada año por estas fechas ... <<¿Qué coño estoy haciendo con mi vida?>>